sábado, 29 de diciembre de 2018

La Paradoja del Perdón

                                                 

Las Paradojas del Perdón

Los viajes en el tiempo siempre han sido un tema que ha cautivado al porcentaje inteligente de la humanidad. Las paradojas que dicho poder genera son motivo de análisis científicos del más alto turmequé y de fantásticos relatos literarios y cinematográficos sobre el poder que ser un viajero en el tiempo otorgaría. Y es por eso que pienso que, dentro de la dinámica humana, es difícil encontrar un sentimiento, don o carisma que ponga a todo ser humano a ir y volver en el tiempo más que el perdón, y que por ende sus dinámicas generen ciertas paradojas de conducta y percepción. 

Si usted tiene algo que perdonar o por perdonársele, por pequeño que esto sea, tiene que inevitablemente haber vivido algo en el pasado que le genera aún algo en el presente y que usted espera “solventar a través del perdón” para estar y sentirse mejor tanto en el presente como en el futuro.

Todos nos vemos involucrados en dinámicas de perdón en muchísimos contextos de la vida, y en situaciones tanto trascendentales y duraderas como en otras superfluas y pasajeras. Esperamos perdonar o ser perdonados por miembros de la familia, (ex) parejas, (ex) amigos, (ex) compañeros del colegio, la universidad y el trabajo, (ex) jefes y subalternos, el desconocido que empujamos o nos empujó en el transporte público, y a la mascota que nos tumbó el árbol de navidad y que nos remuerde haber tratado tan duro. Y esta humana dinámica nos pone a muchos ante diversas posturas que oscilan entre ilógicas, contradictorias y egoístas, arriesgándome aquí a mencionar un par de ellas:

1- Somos buenos para aceptar el perdón pero flojos para concederlo
Es parte de nuestra naturaleza fallar, y lo peor hacerle daño a alguien y posteriormente tratar de justificar nuestros errores, accediendo a diferentes argumentos que de cierta manera procuren hacerle entender al ofendido el porqué de nuestra falla. Si tenemos éxito en nuestra estrategia de convencimiento y damos con alguien noble que nos perdone, la sensación es sencillamente divina; pero cuando el rol es opuesto cuánto nos cuenta a tantos que hemos recibido perdón, tener la misma nobleza y disposición para entender los porqués y disculpas de quienes nos ofendieron. El único consejo es: si usted alguna vez fue perdonado, tenga el talante de otorgar también perdón a quién se lo pida.   
  
2- El perdónmetro, el culpómetro y el gravómetro no están sincronizados:
Para muchos hay cosas perdonables y otras imperdonables (gravómetro averiado), y en relación con el punto anterior, para varios las fallas propias marcan bajito en el nivel de gravedad mientras que las ajenas llegan a niveles de juzgamiento bastante rigurosos (culpómetro fallando). Un muy alto porcentaje de colombianos son fiel muestra de esto, prefieren mantener un conflicto armado con millones de víctimas inocentes que concebir un perdón a quienes tanto daño causaron porque “todos deben pagar por sus errores” (perdónmetro averiado), esto en un escenario social donde muchos de ellos mismos roban cositas pequeñas, son un poquito infieles, dicen mentiritas, se cuelan en el busesito, se hicieron los locos con algunas deuditas, evaden algunos impuesticos y han maltratado físicamente y verbalmente a alguna que otra personita en peleitas insignificantes. Lastimosamente querido humano colombiano hay que tener dos o tres cosas claras: 1- Hay personas que han sufrido muchísimas cosas más duras y dolorosas que nosotros y nos dan claras muestras de entereza y grandeza concediendo el perdón a sus victimarios, si ellos como víctimas directas conciben y pueden perdonar, ¿usted por qué se niega a evitar más dolor en el mundo? 2- No se imagina lo que nuestras “pequeñas fallitas” pueden generar en la vida de otros seres humanos, así que si se las da de riguroso para negar el perdón a cosas que según usted son más graves, entonces proceda a asumir las consecuencias de sus pequeñas fallas: confiese y pida perdón por sus mentiras, infidelidades, robos de poca escala, y agresiones físicas y verbales a otros seres humanos.

3. “Perdonar no es olvidar, perdonar es recordar sin doler”
En diferentes tiempos creí en esta frase de combate; pero infortunadamente los errores más grandes propios y ajenos que he vivido de cerca me dejan claro que las dos ideas tienen sus vacíos. Dice una canción del Cuarteto de Nos que alguien que padeció de Alzheimer curiosamente expresaba que “el olvido es una forma de venganza y de perdón”. En esta creo más; es decir, si usted logra borrar de su mente aquello que le hizo daño u ofendió implica que tanto la persona como el evento ya no existen en su realidad actual (ahí está la parte vengativa, mandar a alguien al olvido es una expresión de que esa persona vale un soberano pepino hoy en día), y pues consecuentemente está perdonado dicho ser. Sin embargo, esta opción es muy pero muy jodida. Por una parte, las cosas que hieren tienden a dejar marcas que no facilitan su olvido; y por otra, algunas personas que nos han y hemos hecho daño tienden/tendemos a permanecer por ahí jodiendo; y la peor, hay personas que queremos perdonar y aún no podemos perdonar y por eso el tema nos sigue taladrando, de modo que estos factores no facilitan el tema del olvido.

Así las cosas queda el “recordar sin doler”, y pues tampoco es que sea tan fácil. En nuestros sube y bajas emocionales, remover y recordar cosas malas puede generar malas sensaciones en cualquier momento de la vida, y el día menos esperado, si no se ha trabajado en el tema de manera sensata, el dolor puede reavivarse y echar todo al traste, es totalmente posible.


¿Entonces, qué hacer?
Hace poco leí y escuché algo súper interesante y hermoso sobre como moldear el pasado. Si le interesa el tema, vea este video: https://www.facebook.com/jasonlsilva/videos/740581539607431/).
No es negárselo, ni asumir como verdades mentiras que nos queramos meter en la cabeza, es trabajar en el día a día sobre la relevancia que usted le quiera dar al tema que le afectó. Si para usted es importante superar la situación y contar aún con quien le hizo daño, ejercite el perdón con convicción y disciplina. Es como ir al gimnasio y usted no va a ver los cambios de un día para otro, ni siquiera de un mes a otro; usted se mira al espejo todos los días y no evidencia con certeza que está siquiera pasando, es sólo después de un tiempo considerable que usted tiene la oportunidad de comparar la foto de cuando empezó y cómo luce en la actualidad; y así pasa con el perdón verdadero.

Solo cuando asumamos la cuestión como un proceso y no como un milagro, podremos valorar cada músculo que nos dolió y cada lágrima que derramamos; vamos a entender por qué unos días amanecíamos con ganas locas de ir al gym y en otros nos vencía la pereza, o por qué unos días sentíamos que habíamos perdonado y al otro volvía todo a dolernos como si la ofensa hubiera pasado ayer; es entendiendo esa fragilidad propia para perdonar y ser perdonados que podemos llegar a lo más cercano de la esencia de ese misterio llamado perdón.

Banda Sonora: "The people that we love" - Bush
https://www.youtube.com/watch?v=ytVyzMp5KAg

No hay comentarios:

Publicar un comentario

EL BAILE DE SENTIR

EL BAILE DE SENTIR    La conciencia de sentir es lo que me hace sentir más vivo que siempre, y la certeza  de que lo que siento hoy cambiará...