Las
Paradojas del Perdón
Los
viajes en el tiempo siempre han sido un tema que ha cautivado al porcentaje
inteligente de la humanidad. Las paradojas que dicho poder genera son motivo de
análisis científicos del más alto turmequé y de fantásticos relatos literarios
y cinematográficos sobre el poder que ser un viajero en el tiempo otorgaría. Y
es por eso que pienso que, dentro de la dinámica humana, es difícil encontrar
un sentimiento, don o carisma que ponga a todo ser humano a ir y volver en el
tiempo más que el perdón, y que por ende sus dinámicas generen ciertas
paradojas de conducta y percepción.
Si
usted tiene algo que perdonar o por perdonársele, por pequeño que esto sea,
tiene que inevitablemente haber vivido algo en el pasado que le genera aún algo
en el presente y que usted espera “solventar a través del perdón” para estar y
sentirse mejor tanto en el presente como en el futuro.
Todos
nos vemos involucrados en dinámicas de perdón en muchísimos contextos de la
vida, y en situaciones tanto trascendentales y duraderas como en otras
superfluas y pasajeras. Esperamos perdonar o ser perdonados por miembros de la
familia, (ex) parejas, (ex) amigos, (ex) compañeros del colegio, la universidad
y el trabajo, (ex) jefes y subalternos, el desconocido que empujamos o nos
empujó en el transporte público, y a la mascota que nos tumbó el árbol de
navidad y que nos remuerde haber tratado tan duro. Y esta humana dinámica nos
pone a muchos ante diversas posturas que oscilan entre ilógicas,
contradictorias y egoístas, arriesgándome aquí a mencionar un par de ellas:
1- Somos buenos para aceptar el perdón pero flojos
para concederlo:
Es
parte de nuestra naturaleza fallar, y lo peor hacerle daño a alguien y
posteriormente tratar de justificar nuestros errores, accediendo a diferentes
argumentos que de cierta manera procuren hacerle entender al ofendido el porqué
de nuestra falla. Si tenemos éxito en nuestra estrategia de convencimiento y
damos con alguien noble que nos perdone, la sensación es sencillamente divina;
pero cuando el rol es opuesto cuánto nos cuenta a tantos que hemos recibido
perdón, tener la misma nobleza y disposición para entender los porqués y
disculpas de quienes nos ofendieron. El único consejo es: si usted alguna vez
fue perdonado, tenga el talante de otorgar también perdón a quién se lo pida.
2- El perdónmetro, el culpómetro y el gravómetro no
están sincronizados:
Para
muchos hay cosas perdonables y otras imperdonables (gravómetro averiado), y en relación
con el punto anterior, para varios las fallas propias marcan bajito en el nivel
de gravedad mientras que las ajenas llegan a niveles de juzgamiento bastante
rigurosos (culpómetro fallando). Un muy alto porcentaje de colombianos son fiel
muestra de esto, prefieren mantener un conflicto armado con millones de víctimas
inocentes que concebir un perdón a quienes tanto daño causaron porque “todos deben
pagar por sus errores” (perdónmetro averiado), esto en un escenario social donde
muchos de ellos mismos roban cositas pequeñas, son un poquito infieles, dicen
mentiritas, se cuelan en el busesito, se hicieron los locos con algunas
deuditas, evaden algunos impuesticos y han maltratado físicamente y verbalmente
a alguna que otra personita en peleitas insignificantes. Lastimosamente querido
humano colombiano hay que tener dos o tres cosas claras: 1- Hay personas que
han sufrido muchísimas cosas más duras y dolorosas que nosotros y nos dan
claras muestras de entereza y grandeza concediendo el perdón a sus victimarios,
si ellos como víctimas directas conciben y pueden perdonar, ¿usted por qué se
niega a evitar más dolor en el mundo? 2- No se imagina lo que nuestras “pequeñas
fallitas” pueden generar en la vida de otros seres humanos, así que si se las
da de riguroso para negar el perdón a cosas que según usted son más graves,
entonces proceda a asumir las consecuencias de sus pequeñas fallas: confiese y
pida perdón por sus mentiras, infidelidades, robos de poca escala, y agresiones
físicas y verbales a otros seres humanos.
3. “Perdonar no es olvidar, perdonar es recordar sin
doler”
En
diferentes tiempos creí en esta frase de combate; pero infortunadamente los
errores más grandes propios y ajenos que he vivido de cerca me dejan claro que las
dos ideas tienen sus vacíos. Dice una canción del Cuarteto de Nos que alguien
que padeció de Alzheimer curiosamente expresaba que “el olvido es una forma de venganza y de perdón”. En esta creo más;
es decir, si usted logra borrar de su mente aquello que le hizo daño u ofendió implica
que tanto la persona como el evento ya no existen en su realidad actual (ahí
está la parte vengativa, mandar a alguien al olvido es una expresión de que esa
persona vale un soberano pepino hoy en día), y pues consecuentemente está perdonado
dicho ser. Sin embargo, esta opción es muy pero muy jodida. Por una parte, las
cosas que hieren tienden a dejar marcas que no facilitan su olvido; y por otra,
algunas personas que nos han y hemos hecho daño tienden/tendemos a permanecer por
ahí jodiendo; y la peor, hay personas que queremos perdonar y aún no podemos
perdonar y por eso el tema nos sigue taladrando, de modo que estos factores no
facilitan el tema del olvido.
Así
las cosas queda el “recordar sin doler”, y pues tampoco es que sea tan fácil. En
nuestros sube y bajas emocionales, remover y recordar cosas malas puede generar
malas sensaciones en cualquier momento de la vida, y el día menos esperado, si
no se ha trabajado en el tema de manera sensata, el dolor puede reavivarse y
echar todo al traste, es totalmente posible.
¿Entonces, qué hacer?
Hace
poco leí y escuché algo súper interesante y hermoso sobre como moldear el
pasado. Si le interesa el tema, vea este video: https://www.facebook.com/jasonlsilva/videos/740581539607431/).
No
es negárselo, ni asumir como verdades mentiras que nos queramos meter en la
cabeza, es trabajar en el día a día sobre la relevancia que usted le quiera dar
al tema que le afectó. Si para usted es importante superar la situación y contar aún con quien le hizo daño, ejercite el
perdón con convicción y disciplina. Es como ir al gimnasio y usted no va a ver
los cambios de un día para otro, ni siquiera de un mes a otro; usted se mira al
espejo todos los días y no evidencia con certeza que está siquiera pasando, es sólo
después de un tiempo considerable que usted tiene la oportunidad de comparar la
foto de cuando empezó y cómo luce en la actualidad; y así pasa con el perdón
verdadero.
Solo cuando asumamos la cuestión como un proceso y no como un milagro, podremos
valorar cada músculo que nos dolió y cada lágrima que derramamos; vamos a
entender por qué unos días amanecíamos con ganas locas de ir al gym y en otros
nos vencía la pereza, o por qué unos días sentíamos que habíamos perdonado y al
otro volvía todo a dolernos como si la ofensa hubiera pasado ayer; es
entendiendo esa fragilidad propia para perdonar y ser perdonados que podemos
llegar a lo más cercano de la esencia de ese misterio llamado perdón.
Banda Sonora: "The people that we love" - Bush
https://www.youtube.com/watch?v=ytVyzMp5KAg
Banda Sonora: "The people that we love" - Bush
https://www.youtube.com/watch?v=ytVyzMp5KAg
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