lunes, 15 de julio de 2024


EL VUELO

Una vez más el fútbol, nuestro amado fútbol, mi amado fútbol, me da hilo para tejer sobre aspectos de la vida y la cotidianidad. Y así mucho intelectual, intelectualoide, godo, godoide, anarco y anarcoide diga que es el “opio del pueblo”, “el pan y circo”, “el objeto político de distracción” etc…; en lo personal, y sé que para muchas otras personas de diferente orden social, intelectual, racial, etc… este juego es una pasión que se disfruta y sufre, que nos enseña varias cosas valiosas, que nos refleja a la vida misma, y que a la vez nos distrae y abstrae de esa realidad que a veces nos agobia y cansa.

Nosotros, los amantes al fútbol, tenemos muy claro que la entretención, el ocio, la distracción, y el juego son necesarios para nuestra existencia, y que disfrutarlos no nos hace brutos ni ajenos a la realidad que debemos afrontar para tratar de hacer de nuestro mundo y nuestra existencia mejores lugares. Y es por esto mismo que siento que para poder retomar mi vida y cotidianidad en este momento con algo de normalidad, tengo la necesidad de escribir algo y desahogar lo que estoy sintiendo y pensando sobre lo que acaba de hacer la Selección Colombia en la Copa América 2024 y todo lo que ha generado este último mes, así que aquí voy.

Colombia es un país que a su vez es una gran contradicción. Por un lado, es geográficamente privilegiado, con una biodiversidad literalmente divina, y con muchísima pero muchísima gente buena, camelladora, talentosa, honesta, amable y alegre. Por otro lado, es una nación ultra compleja por su polarización política, por su violencia enraizada en todo ámbito de la sociedad, por su desigualdad social, por sus niveles de corrupción, por la intervención de la mafia en todos los ámbitos y espacios nacionales, por su bajo nivel educativo y por otras varias problemáticas que podría mencionar y que NO son comunes en otros lugares del planeta que hacen del colombiano promedio un ser egoísta, ventajoso y poco solidario, y por ende de Colombia un lugar bastante difícil para existir.  

Es así como en la necesidad de huir de esta parte de la cruda realidad que nos sumerge, la selección colombiana de fútbol emerge tal vez como el único elemento que nos une de verdad como país, y nos aparta al menos por unos minutos, y con suerte algunos días, del odio, la polarización, el agobio del exceso de trabajo, y las demás adversidades del día a día de los nacidos en esta tierra.

“La sele” como parece se acaba de institucionalizar el nombre del equipo gracias al reggaetón de moda, nos regaló un mes de alegría y esperanza, fundamentados en la unión, en el trabajo en equipo, en la alegría, en la confianza en tu amigo, en el valor al esfuerzo de tu par, en la ayuda al que se cae, en la convicción de que si lo hacemos bien podemos ser nuestra mejor versión. Las historias de vida de los jugadores, las de infancia de varios, las de resiliencia de otros como Muñoz, las de resurgir de las cenizas como James y Davinson, nos hacían pensar en nuestras propias historias de vida y lo que hemos superado y logrado a lo largo de ellas. Las risas, los abrazos, los bailes, la sencillez, la naturalidad y hasta las lágrimas de estos muchachos nos hicieron verlos como uno más de nosotros, y por eso su meta se convirtió en la meta de todos. Creo que esto fue el gran aporte que nos dieron estos señores liderados por Néstor Lorenzo este mes.

En lo deportivo, en mi opinión, tuvimos un fantástico equipo. Jugaron con gran convicción en lo que tenían y proponían en la cancha, y no se mostraron inferiores ante nadie. Fue un equipo honesto y versátil en su propuesta, y corroboró que hoy por hoy le podemos jugar mano a mano a quien sea, más viendo lo visto en la Euro que se jugó paralelamente. Hubo niveles altísimos como los de Lerma, James, Davinson, Ríos y Muñoz (no me voy a adentrar en lo de su expulsión). Los demás a muy buen nivel también, y no desentonaron en su altísima mayoría.

Claro, tengo reparos porque me gusta mucho el juego, creo que sé de él y me muevo en un círculo de amigos que creo que lo vemos desde otra perspectiva en torno a la competitividad y a lo que sucede en la cancha táctica y emocionalmente, y entonces entendemos que hay cosas por mejorar y cambiar. No me gustó el torneo de Lucho Díaz y mucho menos la final que jugó, no llevaría más a la selección a Matheus Uribe ni a Juan Fernando Quintero, reconociendo su talento y esfuerzo brindado estos años, y pues queda el sinsabor de no haber logrado el triunfo en la final.

Final en la que se jugó bien, pero estábamos ante un gran rival de una categoría y un oficio futbolístico tremendos. Nos demostraron con su convicción y juego por qué son los actuales campeones del mundo, y aunque en varios lapsos los hicimos lucir incómodos y jugamos mejor, nunca en realidad los vimos “quebrados”. Equipazo argentino que sabe cómo y cuándo hacer daño, y que bien merece todo lo que ha ganado, enhorabuena para ellos, y para nosotros también porque se le plantó cara al mejor con buen fútbol y convicción. También creo que nos pasó un poco de factura el tema físico de la exigencia de los partidos con Brasil y Uruguay, y el día menos de descanso, pero es un aspecto muy subjetivo del que no puedo pasar más allá de la elucubración.

Tengo convicción y siento que este equipo y este proceso están para darnos más días felices, y que tal vez logren/logremos cosas impensadas. Que siga Lorenzo, que siga el proceso, que siga la unión y que empecemos a escribir una nueva historia al menos en lo deportivo, está claro que podemos jugar mano a mano contra los mejores del mundo.

Anoche se acabó el partido, y fue un aterrizaje forzoso a la realidad. Queríamos que fuera un vuelo más largo y que tuviera un aterrizaje sutil, pero hoy lunes 15 de julio el silencio que gobierna las calles tan pobladas como cualquier otro lunes, nos hace recordar que todo sigue como venía y que este pequeño vuelo ya terminó, pero que igual fue un muy lindo vuelo de soñar, y que bienvenidos serán muchos sueños como este.

Banda sonora: A thousand trees (by Sterephonics)                                                  https://www.youtube.com/watch?v=d-S1o5OmMMo




9 comentarios:

  1. Qué profesionalismo el de anoche, nunca había visto un futbol tan bonito y limpio. Los dos son un gran rival para cualquier equipo. Pero como lo dices; qué aterrizaje tan forzoso, qué trago tan amargo. Pero como se vale soñar muchas veces, la próxima será la vencida.

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    1. Gracias por tu comentario. De seguir trabajando y jugando así, algún buen sueño se cumplirá.

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  2. Decía hoy Félix de Bedut que se perdió con la quizás más competitiva Argentina de la historia y seguramente no le falte razón. Que vaina que a la mejor Colombia de hace un buen tiempo, preciso le haya tocado "bailar con la más fea". Ojalá llegue pronto esa vencida

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    1. Gracias, Germancho por leerme y por el comentario. De seguir así,. llegará una victoria grande.

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  3. Excelentes palabras, Mauro. Gran radiografía nacional, tanto en lo social como en lo deportivo. De acuerdo en todo. Enfrentamos a un equipazo en todo el sentido de la palabra, con bagaje individual y colectivo. Merecen todo lo que han conseguido. Lo de nosotros es muy loable, sin embargo, ya tenemos que dar ese paso que nos falta y por eso tenemos que seguir este camino y este proceso, para que llegue el día de GANAR. GA-NAR. Pero para nosotros los que no somos potencia es un camino largo, que si cambiamos la mentalidad (como creo que está sucediendo) puede recortarle kilómetros al camino...

    Saludos.

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    1. Absolutamente de acuerdo en todo, George. Nada más que agregar. Gracias por leerlo, hermano.

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  4. Excelente escrito..y me quedo con lo de los días felices que vendrán

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    1. Seguro, Juancho, han de llegar si seguimos con esta mentalidad.

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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