miércoles, 1 de julio de 2020

EL JUEGO DE LO ABSURDO


(Dé click en la imagen para disfrutarla)

En medio del pseudo-anonimato que ejerzo por este medio público, y le asigno el prefijo “pseudo” no por lo público sino porque lo  comparto con mis conocidos y les pido que me lean si quieren, expreso a manera de desahogo (el cual es el  principio y fin de este blog) unas cuantas ideas, conjeturas, abstracciones y probables sinsentidos que me surgen de esta particular situación que hemos tenido y tendremos que afrontar quienes existimos durante este muy particular suceso.

1-      No sabemos un carajo de lo que en realidad sucede en este mundo, y buena prueba de ello es el origen y fin de todo esto. Alguna vez el Doctor Rodolfo Llinás, abiertamente ateo, muy sabiamente dijo que respetaba a las personas que creen en Dios porque había  50% de probabilidades de que tuvieran razón, porción igual de probabilidad que tienen de tener razón los que no creen. Igual pasa aquí con los conspiranoicos y sus opositores; estamos en igualdad de condiciones, y por ello, aunque haya cosas que otros digan que nos parecen estúpidas en torno a cómo o por qué empezó todo o cuál es el propósito, los de a pie no tenemos ni idea de la real verdad; por lo menos no ahora ni en un futuro cercano. Tanto unos como otros tienen muchas maneras muy convincentes de argumentar, pero la verdad la tienen muy poquitos y ya sean los unos o los otros, no tienen como emitirla de manera contundente o les conviene la confusión y multiplicidad de versiones.   

2-    Se habla mucho de la familia, pero nunca ha emergido el tema de los hogares unipersonales. Colombia es un país ultramoralista y tradicionalista, lo que podríamos llamar “godo”. Los pocos artículos que he visto sobre las consecuencias del aislamiento en personas que viven solas, provienen de otras latitudes, y algún par de intencionalidades de las que tuve conocimiento acá para abordar el tema, no emergieron por exceso de trabajo de quienes tenían la idea. Ojo, puede ser tan duro ser padre de familia y trabajar con los hijos y pareja al lado como tener días y semanas sin tener a alguien íntimo con quien hablar personalmente. Los índices de alcoholismo y depresión están creciendo altamente con esta realidad.

3-   Muchas personas están padeciendo síndrome de abstinencia. Para el moralismo colombiano, ser marihuanero o vicioso  es un crimen y hasta más. Pero dejando ese horrendo sesgo de lado, aquellas personas que suelen usar sustancias psicoactivas y se han visto obligadas a confinarse (o han optado obedientemente por ello), han venido padeciendo actualmente el rigor de esta situación. De modo que abra bien el ojo, parte de la depresión que viven algunos de los que lo rodean, puede deberse a esta circunstancia, pero no juzgue, abra el ojo y cuide a sus seres amados. Dialogue, este es un buen momento para definir muchas cosas.   

4-      Somos el país más corrupto del mundo, o estamos en el top 5 sin duda. En búsqueda con amigos de otros países y buscando en diferentes idiomas, NO se ve el mismo volumen y tipo de noticias como los que escuchamos acá en torno a malversación de insumos y dinero destinados para solventar las dificultades emergentes por la pandemia, ni de violaciones, ni de abusos de parte de la autoridad (salvo el fenómeno Gerge Floyd), ni de una serie de YouTube  que devele las atrocidades del “personaje del siglo” de otro país; y no me explayaré para no deprimirme(nos) aún más.     

5-  El punto anterior me lleva a mi originalmente primaria percepción de esta situación, conclusión que realmente veo muy positiva, pero otros la verán "polarizadora"; pero por ello la escribiré en mayúsculas:  NO HAY ESPACIO PARA TIBIEZAS. Esto que vivimos nos ha permitido saber a muchos, a nuestra percepción, quién es buena gente y quién no; qué país está bien gobernado y cuál no; quién es un hijueputa y quién no; qué nos gusta realmente hacer y qué era moño innecesario de nuestra cotidianidad;  quiénes son nuestors amigos y quiénes no; quién es godo y quién no tanto; quién es indiferente y quién no; en síntesis, hemos distinguido a quién realmente le importamos y nos importa, y qué realmente es nuestra prioridad y qué no.   

6-   Me voy al lado más positivo de la historia, y aunque creo que habrá cambios fuertes mayormente en algunas dinámicas económicas y laborales en la “pospandemia”, esta situación ha logrado que muchas personas nos planteemos muchísimas inquietudes en torno a la forma en que hemos llevado y percibido nuestras vidas. Tras esta situación (y no me refiero al mero confinamiento, sino a las diversas dinámicas que se han suscitado acorde a la realidad de cada quien) algunos seremos más solidarios, otros menos consumistas, y otros más conscientes del cuidado de la naturaleza; seremos mejores amigos y miembros de familia; habremos descubierto o reactivado habilidades; habremos confirmado o redescubierto qué nos apasiona, o habremos descubierto una pasión; habremos reconocido grandes errores y aciertos de nuestra forma de vivir.

Aunque mis primeros cinco (5) puntos fueron relativamente negativos, es este último punto el que me da razones para seguir adelante en medio de tanto desconsuelo y cansancio que me/nos agobia, sobre todo en Colombia. Como siempre se lo he sostenido a la persona más especial de mi vida, y parafraseando y tergiversando a Andrés Calamaro, “me quedo con lo poco (o mucho) que queda entero en el corazón”.  

Destruir es fácil; el mal es más ruidoso y notorio que el bien; pero en mi percepción el amor, la esperanza, y la bondad son más fuertes; de ello no tengo duda. Aunque estos valores son menos notorios y ruidosos que la maldad, ellos siempre han logrado equilibrar la balanza de cierto modo, y es a partir de estos dones que las más grandes rebeliones han emergido, y por ellas aún sobrevivimos.  Tal vez no tengamos tiempo para ver y vivir en un nuevo y mejor mundo, pero a los que no nos gusta este mundo actual sí estamos listos para ser mejores seres humanos, y de ahí emergen los grandes cambios para la humanidad.  

Banda sonora:
“Is everybody going crazy?” de  Nothing but Thieves.

2 comentarios:

  1. De acuerdo en todo Mauro. Agregaré algunas cosas que me han rondado la cabeza los últimos días bajo esta situación:

    1. Entendimos el ser social como el sujeto reunido o, peor aún, el sujeto visible. El 19 de junio nos demostró gran parte de ello.

    2. Entendimos la red social como la red para compartir más no como una red de producir para compartir. Si nos vamos a lo más ligero de esto, una reflexión corta o larga tiene potencialmente menos impacto que un chiste. Esto sin demeritar el poder y la cruda sensatez que tiene el humor.

    3. Esto no es una nueva normalidad, ni una normalidad paralela, ni el camino para una nueva realidad. Esto es la realidad. No podemos esconder que durante años ahorramos sentimientos y no ahorramos fuerzas y recursos para algo así que aunque inesperado es parte de lo que el mundo ofrece.

    4. Tenemos el gran momento para evidenciarnos ante nosotros mismos. ¿teníamos la disciplina? ¿teníamos claras nuestras propiedades? ¿somos tan flexiles y adaptables? ¿Qué tanto somos en realidad lo que queremos que los demás sepan de nosotros.

    5. También finalizaré con la parte positiva: decantamos lo importante. Si lo importante era ir a comprar un televisor, listo ahora lo sabes. SI lo importante era recuperar a la familia, listo ahora lo sabes. Si lo importante era ser capaz de distanciarse de una pasión o una adicción, listo ahora lo sabes. Si lo importante es no aprovechar para reflexionar, listo ahora lo sabes.

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    1. Gracias, Gabo por tomarse el tiempo de leer y responder. Adhiero plenamente también en lo que a bien comparte, mi hermano. Un gran abrazo.

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